Al cumplirse los sesenta días de la aparición de este libro -entregado al público el 31 de marzo último-, la "Editorial Ercilla" me anuncia que, agotada la primera edición, debe entrar en prensa la segunda.
La buena acogida que ha merecido este trabajo y los numerosos e interesantes artículos de crítica que sobre él se han escrito -amén de las muy frecuentes opiniones epistolares que recibo, casi todas de jóvenes obreros y estudiantes-, son alentadores indicios de la fuerza creciente del Aprismo en Indoamérica.
En esta segunda edición sólo se han corregido cuidadosamente los errores tipográficos deslizados en la primera, y he añadido algunas citas y acotaciones que no alcanzaron a ser enviadas a Chile, con los originales, a principios de este año.
Que yo sepa, sólo en el Perú se ha prohibido severamente la venta y circulación de "El Antimperialismo y el APRA". La tiranía reaccionaria del Gral. Oscar Benavides, solícito mayordomo del imperialismo, ha rendido, así, su homenaje obligado a este libro. Por las ideas que él enuncia luchan hoy en el Perú, contra el terror implacable de un sangriento despotismo, más de medio millón de apristas. Por ellas perecieron gloriosamente en los patíbulos nor-peruanos -durante las represiones de 1932-, seis mil soldados de nuestro Partido. Como el Aprismo es ya una doctrina por la que se batalla con gallardía y por la que se muere con heroicidad, en el Perú perseguir un libro aprista resulta función elemental de la barbarie dominante.
Empero, estoy seguro de que las ideas que sustento aquí habrán de merecer cada vez mayor atención en Indoamérica. Algunos de los problemas que se enfocan en las páginas de este libro aparecen ahora agudizados. Las inquietantes agitaciones bélicas del Viejo Mundo y el peligro cada vez mayor de que nuevas guerras puedan comprometer a Norteamérica, plantean a los pueblos indoamericanos ineludible disyuntiva; o nos solidarizamos incondicionalmente con la suerte de los Estados Unidos, o adoptamos nuestra propia línea política de seguridad y defensa. En el primer caso, corremos el riesgo de entregar nuestra suerte a los imprevisibles destinos de una nación poderosa a la que sólo nos vinculan hoy proximidad geográfica y lazos -quizá cadenas- económicos. En el segundo -tal lo preconiza este libro-, ha de ser inevitable una acción conjunta de la política internacional de nuestras repúblicas a fin de darle certeras direcciones comunes. Lo que importa es que, ante alternativa tan trascendente, sean los pueblos antimperialistas y no las oligarquías sustentadas por el "vende-patriotismo", quienes decidan, desde el poder, el camino a seguir. De allí que devenga cada día más indispensable que el antimperialismo y el unionismo -dos anhelos determinados por una misma necesidad de vida y de justicia-, se organicen y disciplinen políticamente.
La realidad nos está demostrando que el APRA ha señalado con acierto una orientación y una ruta.
H. de la T.
Incahuasi, 31 de mayo de 1936