La Editorial Centauro de Caracas que dirige José Agustín Catalá, se ha
hecho cargo gentilmente de esta edición de "El Antimperialismo y el APRA" que es
la primera que aparece en Venezuela y la quinta en nuestro Continente. Escrito este libro en México en 1928, debe su mayor
difusión a sus dos primeras ediciones chilenas de 1935 y 1936 y a las peruanas más recientes de 1970 y 1972, pero sus ideas
centrales habían sido previamente conocidas en diversos ensayos, libros y folletos que dieron a conocer el ideario del APRA
a partir de la enunciación de su programa fundacional hecha desde México en 1924 cuando entregué a la juventud mexicana la
bandera unionista de nuestro movimiento el 7 de mayo de aquel año.
En diciembre de 1926 publiqué
en la revista de Londres "The Labour Monthly" el artículo titulado "What is the A.P.R.A.?", cuya traducción va inserta en este volumen, como su primer capítulo y que circuló en
Europa y Norteamérica tanto como entonces se difundía en medios izquierdistas el órgano del laborismo británico en que originalmente
apareció, seguida de versiones y referencias en castellano que contribuyeron a propagar, principalmente en Argentina, las
Antillas, México y Centroamérica, las ideas primigenias de nuestro movimiento.
En el primer Congreso Antiimperialista
Mundial realizado en febrero de 1927, la presentación del APRA ante los representantes de los partidos de izquierda europea
allí reunidos dio lugar a nuestro prístino alegato y enfrentamiento teórico con la representación de la III Internacional
allí presente, como se verá en el contexto de este libro. El APRA, que a la sazón contaba sólo con tres años de fundada, en
su calidad de "movimiento autónomo latinoamericano, sin ninguna intervención o influencia
extranjera", a tenor de la "conclusión"
del artículo de "The Labour Monthly", concretó en su primera objeción al principio
leninista según el cual "el imperialismo es la etapa superior o última del capitalismo",
la respuesta que debí formular y que marcó desde entonces la originaria línea de divergencia entre el APRA y el Comunismo:
nuestra definición del imperialismo, contraria a la de Lenin, sostiene que el imperialismo
es la etapa inferior del capitalismo en los países retrasados precapitalistas o donde la producción capitalista no está todavía
suficientemente desarrollada. Allí donde, dice Engels, en su "Anti-Dühring", que el socialismo aparece utópico.[1]
El enunciado de este postulado
en el Congreso Antimperialista de Bruselas, el cual se explica y amplía en los capítulos siguientes de esta obra, ha sido
la norma argumental, que antes y después de su publicación sustenta los principios doctrinarios del Aprismo desde hace más
de medio siglo. Y ha servido de pretexto polémico a la encendida y tenaz campaña antiaprista que decretó la III Internacional
en los años treinta y es hasta hoy consigna de todos los grupos y facciones en que se halla dividido el comunismo criollo.
El APRA mantiene sus normas
fundacionales de 1924. Es el partido continental antiimperialista e integracionista de la gran nación latinoamericana -que
los apristas llamamos Indoamérica- y que el genio Libertador Simón Bolívar quiso unir cuando nuestros pueblos no confrontaban
aún el problema actual de su dependencia y subdesarrollo frente al creciente poderío económico y bélico de los ultra-poderosos
países que hoy amenazan al mundo con sus dos mayores imperialismos: el occidental o burgués en el que aún rige la explotación
del hombre por el hombre y su agresivo rival que ha llegado a su superior etapa de desarrollo y se basa en la explotación
totalitaria del hombre por el Estado, también formado por hombres.
El integracionismo latino
o indoamericano que bajo la égida gloriosa bolivariana fue el supremo ideal de la Revolución de la Independencia, incumplida
con la desunión de nuestros pueblos distanciados por paralizantes nacionalismos chicos, es hoy el imperativo histórico, realista
e ineludible de nuestro común destino. "Alcanzarlo es tarea que en lo fundamental corresponde
a los latinoamericanos mismos" ha dicho nuestro común amigo Rómulo Betancourt, ilustre ex-Presidente de Venezuela, al
citar, en su discurso inaugural de la Conferencia Mundial de Partidos de Izquierda Democrática realizada en Caracas en mayo
último, una página magistral de su libro "Hacia América Latina Democrática e Integrada".
Ésa es la palabra contemporánea de nuestros pueblos que sólo lograrán su verdadera soberanía, su pleno desarrollo y su
imperecedera justicia social al encarar resuelta y unánimemente el dilema que el mismo Betancourt llama "inexorable": o se articulan "en una acción coordinada de todas las naciones que la integran, o marchará a la zaga de la Historia".[2]
Este libro mío de juventud
al editarse en Venezuela, viene a realizar un viejo anhelo: entregar a los lectores del pueblo hermano -que en nuestro Libertador
Bolívar tiene al más grande de sus hijos- los antecedentes históricos del APRA que enarbola desde hace medio siglo la bandera
del antiimperialismo y la integración continental con sus cinco lemas programáticos que simbolizan la estrella de su emblema.
Vigentes hasta que Indoamérica unida por las leyes económicas y sociales de su interdependencia, realice su democracia libre
y justa sin conflictos de razas, religiones o clases.
Lima, septiembre de 1976.
Notas
[1]
Federico Engels, "Anti-Dühring".
[2]
"Hacia América Latina Democrática e Integrada", Editorial "Taurus", España,
1969.